COMBATIR EL HAMBRE DE NOCHE


Un estudio llevado a cabo por el Dunn Nutrition Center de Cambridge ha demostrado que tras someter a una serie de personas a un experimento consistente en servirles durante un tiempo comidas abundantes y cenas ligeras, y en un segundo período comidas ligeras y cenas abundantes, los resultados del estudio demostraron que no se produjo ninguna diferencia en lo relacionado con el nivel de almacenamiento de las grasas.
La conclusión de este estudio, que comparten numerosos científicos, es que el origen del aumento de peso no depende tanto de la hora a la que se coma como del número de calorías totales que se ingieren a lo largo del día. La American Dietetic Association nos recuerda que una caloría es una caloría, sea cual sea la hora a la que se consuma, y que siempre que el gasto calórico sea inferior a su consumo se incrementará el peso, independientemente de la hora, y al contrario.
Los estudios están muy bien, pero la experiencia nos ha enseñado que cuando comemos mucho por la noche no sólo engordamos más, sino que también hacemos peor la digestión y, como consecuencia, dormimos mal y no descansamos lo necesario.
Las ingestas consumidas por la noche rara vez están dictadas por el hambre. A menudo van asociadas al aburrimiento o a un estado de estrés. Cuando estamos ansiosos inevitablemente nos sentimos más atraídos por los alimentos ricos en lípidos y en azúcares como patatas fritas, galletas, helados, etc.
Algunas personas no paran de picotear hasta que se meten en la cama, quizá porque se sienten absortos por otra actividad como ver una película en la televisión. En algunos casos, se trata de personas que desean perder peso, y que tras haberse impuesto restricciones muy severas durante todo el día, al final de la jornada no aguantan más, y satisfacen el hambre acumulada con exceso.

Qué podemos comer durante la cena

Pero, si según parece no influye tanto la hora como la composición de las comidas, cabría preguntarse qué podemos comer durante la cena. Probablemente hayáis escuchado que no conviene ingerir glúcidos de cena, ya que el metabolismo se ralentiza a medida que se acerca la hora de meternos en la cama. Consumidos durante la cena, tienen muchas más probabilidades de almacenarse en forma de grasa.
A primera vista, todo esto puede parecer lógico. Al fin y al cabo, cuando dormimos permanecemos inactivos, y es lógico que consumamos menos calorías. Sin embargo, los gastos energéticos se reducen en un 35 por ciento durante la primera parte del sueño.
El metabolismo aumenta de manera significativa durante la segunda mitad, conocida como fase REM. Al final, y después de todo, el metabolismo durante el sueño parece ser bastante parecido a la actividad metabólica en reposo durante el día.
También está el tema de la sensibilidad a la insulina. Es cierto que si comparamos la comida ingerida a medio día con la de la noche, los niveles de glucosa y de insulina se mantienen más elevados después de las cenas. Esta diferencia se explica porque la comida del desayuno tiene lugar después de un largo período de ayuno  (mientras dormimos), y que éste mejora la sensibilidad a la insulina. Sin embargo, si comparamos la comida del medio día con la de la cena, muchos estudios demuestran que no existe diferencia en lo relacionado con la sensibilidad a la insulina y la tolerancia a la glucosa.

Qué actitud se puede adoptar

Ante la avalancha de información y la cantidad de estudios contradictorios que existen al respecto sobre este tema, lo mejor es hacer caso a nuestro propio cuerpo y a nuestra experiencia personal. Porque lo que les funciona a unos no tiene porqué funcionarles al resto.
Personalmente, creemos que no es necesario dejar de comer a una hora precisa, ni prohibirse todo tipo de glúcidos. Todo es cuestión de moderación.
Para evitar los picoteos tardíos y favorecer así el que podáis perder peso y descansar mejor, os proponemos:
No pasar demasiada hambre durante el día para no correr el riesgo de intentar desquitaros durante la noche
Planificar vuestros menús con antelación, calculando el número de calorías y sin olvidaros de la cena, para estar seguros de que no sobrepasaréis vuestras necesidades energéticas
- Guardar las raciones en tuppers por separado, para evitaros improvisaciones de última hora demasiado calóricas
- No olvidéis nunca que si una cena tardía, más o menos razonable, no influirá negativamente sobre vuestro peso, si que puede afectar a la calidad de vuestro sueño.