Por
qué
elegir
la
dieta
de
bajo
IG?
Estos
últimos
años,
muchos
médicos
están
recomendando
una
u
otra
dieta
de
indice
glucémico
bajo
de
tipo
extremista.
Entre
ellas
quizás
la
más
famosa
o
la
más
de
moda
sea
la
del Doctor Atkins,
que
permite
comer
tanta
grasa
como
queremos
mientras
no
tomamos
nada
de
carbohidratos.
La
de Montignac recomienda
no
mezclar
hidratos
de
carbono
con
grasas.
Muchas
otras
dietas
recomiendan
comer
sólo
proteína,
nada
de
carbohidratos
ni
grasa,
para
poder
adelgazar
más
rápido.
Para
quién
esté
interesado
en
el
tema,
circulan
en
internet
infinidades
de
recetas
mágicas
para
perder
peso
con
el
método
de
los
indices
glucémicos
bajos.
También
circulan
todos
sus
efectos
adversos
como
la cetosis (situación
en
la
que
quemamos
una
gran
cantidad
de
grasa
para
darle
“gasolina”
a
nuestro
cuerpo
que
está
en
búsqueda
de
glucosa
que
no
le
podemos
dar),
mal
aliento,
colesterol,
osteoporosis,
deficiencias
del
riñon
o
del
hígado
o
cáncer.
Todo
esto
para
perder
unos
kilos
de
más…da
un
poco
de
miedo,
no?
Una
dieta
con
sentido
común
El
sentido
común
siempre
suele
ser
una
buena
guía
en
nuestras
vidas.
A
mí
no
me
gustan
los
excesos,
me
gusta
la
lógica
y
la
coherencia,
por
eso
no
me
gustan
las
dietas
“violentas”
y
sus
efectos
mágicos
e
inmediatos,
despiertan
una
alarma
en
mí.
Prefiero
creer
lo
que
veo
y
lo
que
se
puede
explicar
de
manera
racional.
Mis
abuelos
nunca
fueron
gordos,
y
en
su
época
no
se
conocía
la
obesidad.
Si
me
pongo
a
mirar
lo
que
comían,
veo
que
los
productos
refinados
en
su
tiempo
eran
muy
caros,
y
por
eso
los
consumían
en
cantidades
muy
pequeñas.
En
cambio,
cocinaban
siempre
platos
sencillos
pero
variados
y
los
comían
en
cantidades
suficientes
para
saciar
cualquier
estómago.
Los
cocinaban
con
bastante
grasa,
sin
pasarse
tampoco.
Un
plato
se
servía
lleno,
y
era
de
mala
educación
dejarse
algo.
Tenían
un
primero,
un
segundo,
y
muchas
veces
queso
o
yogúr
para
acabar
la
comida.
Suelo
pensar
que
los
ancianos
tienen
sabiduría,
por
eso
me
resulta
muy
lógico
seguir
sus
costumbres
y
sus
consejos
:
comer
cosas
sanas,
de
forma
moderada
y
razonable.
Ellos
nunca
se
preguntarón
si
seguían
algun
tipo
de
dieta,
lo
hacían
sin
darse
cuenta!
Identificar
su
peso
ideal,
sin
obsesionarse
Razonable
también
tiene
que
ser
el
objetivo
que
nos
fijemos.
Si
tenemos
una
complexión
fuerte,
no
es
recomendable
que
pesemos
lo
que
pesa
una
modelo.
Además
de
imposible
de
mantener,
no
es
saludable.
Para
determinar
cuál
es
nuestro
peso
ideal
existen
muchas
páginas
en
Internet,
por
ejemplo ésta,
pero
seguramente
todas
y
todos
tenemos
una
idea
del
peso
en
el
que
nos
vemos
bien,
nos
sentimos
bien,
y
que
– razonablemente
– nos
conviene.
Yo
soy
partidaria
de
no
pesarse,
de
hecho
llevo
años
sin
pesarme.
Por
qué?
Porque
el
peso
en
sí
no
importa,
lo
que
importa
es
como
nos
vemos.
Si
me
compro
pantalones
de
la
talla
40
y
un
día
no
me
caben,
sé
que
me
he
engordado,
no
me
hace
falta
pesarme!
Pero
en
cambio,
si
me
peso
cada
día
y
un
día
peso
500
gramos
más
que
el
día
anterior,
me
voy
a
alarmar
y
tengo
más
riesgo
de
obsesionarme
por
la
comida
este
día.
Lo
que
no
queremos
es
obsesionarnos,
obsesionarse
es
peligroso
porque
lleva
a
todos
los
excesos,
y
cada
exceso
tiene
su
efecto
yoyo.
Si
realmente
queremos
controlar
nuestro
peso
y
sentimos
la
necesidad
de
hacerlo,
lo
mejor
es
pesarnos
cada
semana.
Si
nos
vemos
más
pesados,
podremos
analizar
cuales
son
los
errores
que
hemos
cometido
en
la
semana,
pero
siempre
de
una
manera
relajada.
El
peso
puede
variar
dependiendo
de
la
masa
muscular,
de
las
temporadas,
de
las
hormonas,
de
la
cantidad
de
líquidos
que
retengamos
en
el
cuerpo…por
eso
hay
que
darle
una
tolerancia
que
le
permita
equilibrarse
a
si
mismo.
El
cuerpo
no
es
un
enemigo,
cuanto
mejor
nos
llevemos
con
él,
más
fácil
nos
resultará
seguir
con
esta
dieta.
Comer
productos
naturales
o
poco
procesados
El
principio
de
la
dieta
es
muy
sencillo.
Como
lo
habéis
visto
en
la
tabla
de
los
Indices
Glucémicos,
los
alimentos
naturales
en
general
suelen
presentar
un
IG
bajo.
Esto
hace
que
cuando
los
comemos,
nuestro
nivél
de
insulina
no
se
dispare,
y
que
poco
a
poco
se
vaya
estabilizando
para
no
reaccionar
de
forma
disproporcionada
cada
vez
que
comamos
algo
un
poco
más
dulce.
Acostumbrar
nuestro
cuerpo
a
indices
glucémicos
bajos
nos
permite
no
pasar
hambre,
sentirnos
en
forma,
y
deshacernos
de
nuestros
kilos
de
más.
Existe
una
infinidad
de
platos
que
se
pueden
preparar
sin
utilizar
ningun
ingrediente
de
IG
alto.
Si
te
acostumbras
a
consumir
los
alimentos
indicados
en
verde
en
la
tabla
del
Indice
Glucémico,
independientemente
de
la
cantidad
en
la
que
los
consumas
(siempre
en
el
límite
de
lo
razonable!),
verás
que
tu
peso
bajará.
Te
sentirás
mejor,
con
menos
altibajos
de
humor,
ánimo
y
energía.
Cada
día
agradecerás
más
el
no
comer
azúcar
y
malos
carbohidratos
y
esto
te
motivará
aún
más
para
no
consumirlos
nunca
más.
Con
la
ayuda
de
los
siguientes
pasos,
pondrás
todas
las
posibilidades
de
tu
lado.
Comer
en
cantidad
suficiente,
no
quedarse
nunca
con
hambre
Comer
en
cantidad
suficiente
es
muy
importante
en
una
dieta.
El
error
numero
1
en
las
dietas
que
hacemos
en
general,
es
quedarnos
con
hambre
y
debilitarnos.
El
cuerpo
está
diseñado
para
la
supervivencia.
Cada
vez
que
sufra
privaciones,
compensará
la
vez
siguiente
almacenando
tanto
como
pueda.
Si
nos
saltamos
una
comida,
es
un
error
pensar
que
podemos
comer
más
en
la
siguiente
:
el
cuerpo
se
quedará
todo
lo
posible
por
si
lo
volviéramos
a
privar
de
comida
otra
vez.
Hay
que
comer
bien,
al
menos
tres
veces
al
día,
nunca
saltarse
una
comida,
y
si
lo
necesitamos,
hacer
4
o
5
comidas
al
día.
Comer
sentado
Siempre
me
sorprende
como
mucha
gente
puede
comer
de
pie.
En
un
bar,
en
la
calle,
incluso
en
los
transportes
públicos.
Cómo
disfrutar
de
la
comida
mientras
tengo
que
evitar
a
todos
estos
viajeros,
mirar
el
suelo,
mirar
los
carteles,
mirar
antes
de
cruzar
la
calle?
Me
acordaré
de
lo
que
he
comido?
Sentiré
el
sabor,
en
medio
de
los
gases
de
escape?
Comer
de
pie
es
desperdiciar
la
comida!
Qué
tal
si
en
vez
de
comer
esta
media
barra
de
pan
en
medio
de
la
calle
nos
esperamos
a
estar
en
casa,
nos
sentamos,
nos
preparamos
un
buen
plato
de
pasta
con
la
salsa
que
más
nos
gusta,
y
nos
sentamos
para
comer…
En
esto
encontraremos
dos
ventajas
:
1/
Preparar
los
alimentos
que
vayamos
a
comer
(o
elegirlos
en
la
carta
de
un
restaurante)
permite
a
nuestro
cuerpo
preparar
los
jugos
gástricos
correspondientes
a
su
digestión.
La
digestión
será
más
fácil
y
menos
pesada.
2/
Comer
sentado
y
sin
estrés
permite
disfrutar
de
cada
bocado
:
nos
sentiremos
llenos
mucho
antes,
y
la
información
de
que
hemos
comido
bien
llegará
a
nuestro
cerebro,
dejándonos
así
sin
hambre
para
muchas
horas.
Comer
en
medio
de
la
calle
no
nos
satisface
:
nos
llenamos
sin
sentir
el
sabor
y
nuestra
mente
no
tiene
la
impresión
de
haber
comido.
En
cambio,
la
cantidad
ingerida
es
mayor
a
la
que
habríamos
comido
si
nos
hubiesemos
sentado.
Siempre
hay
alternativas
a
comer
en
la
calle.
Aunque
vayamos
con
prisas,
siempre
habrá
un
bar
de
menús
que
nos
atienda
muy
rápido,
un
bar
de
comida
rápida
en
el
que
podamos
pedir
una
ensalada,
o
incluso
un
parque
en
el
que
nos
podamos
sentar
para
comer
algo
sano
que
hayamos
comprado.
Cocinar
y
comer
en
casa
Aunque
no
todos
seamos
unos
“chefs”,
está
al
alcance
de
todos
preparar
platos
sencillos
en
casa
:
huevos
fritos,
pasta,
verduras
a
la
plancha
(y
más
cuando
es
congelada!).
Con
un
poco
de
tiempo
y
de
dedicación,
hasta
se
pueden
preparar
platos
mejores
de
los
que
comeríamos
en
un
restaurante,
y
a
nuestro
gusto.
La
mayor
ventaja
es
que
sabemos
qué
ponemos
en
los
platos.
Si
vas
a
un
restaurante,
no
sabes
nunca
qué
cantidad
de
harina
el
cocinero
habrá
puesto
en
esta
Bechamel,
cuanto
azúcar
tendrá
la
salsa
de
tomate,
cuanto
pan
rallado
tendrá
esta
berenjena
gratinada,
y
puedes
poner
tu
dieta
en
peligro.
Si
descongelas
un
plato
preparado,
fíjate
antes
en
los
ingredientes
y
verás
que
contiene
un
montón
de
almidón
y
harinas.
No
siempre
se
puede
comer
en
casa,
pero
cuando
tenemos
un
poco
de
tiempo,
es
de
gran
ayuda
para
nuestra
silueta.
Además,
como
lo
hemos
dicho
antes
:
el
tiempo
que
cocinas,
tu
estómago
prepara
los
jugos
necesarios
a
la
digestión,
y
el
tiempo
que
pases
cocinando
hará
que
no
tengas
tanta
hambre.
Muchas
veces,
tardas
tanto
en
poner
un
plato
precocinado
a
calentar
como
tardarías
en
prepararlo
tú
mismo.
Comer
en
casa
es
más
sano,
más
barato,
y
muchas
veces
más
agradable.
Comer
en
las
comidas,
no
picar
a
todas
horas
Todos
lo
sabemos,
picar
entre
horas
es
lo
peor,
porque
muchas
veces
es
la
ocasión
de
tomar
lo
que
más
engorda
:
barras
con
azúcar
(aunque
sean
“integrales”,
muchas
veces
llevan
tanto
azúcar
como
las
demás…),
chocolate,
bocadillos
de
pan
blanco,
etc
etc…que
nos
hacen
tener
aún
más
hambre…
Si
comemos
bien
en
las
comidas,
no
deberíamos
de
necesitar
comer
entre
horas.
Si
aún
así
sentimos
hambre,
o
si
hacemos
más
deporte
y
sentimos
la
necesidad
de
comer
aunque
todavía
esté
lejos
la
hora
de
la
comida
o
de
la
cena,
entonces
siempre
es
mejor
elegir
fruta
fresca,
yogúr,
o
frutos
secos
:
unos
albaricoques
secos,
pasas
o
nueces
nos
harán
esperar
serenamente,
y
tienen
IGs
muy
razonables.
La
importancia
del
desayuno
El
desayuno
debería
de
ser
la
comida
más
importante
del
día.
Es
la
que
pone
el
cuerpo
en
marcha
por
la
mañana
y
que
le
da
toda
la
energía
para
despertarse.
Si
cenamos
de
manera
razonable
(y
a
horas
razonables!),
deberíamos
de
tener
hambre
por
la
mañana.
Mucha
gente
dice
“yo
no
puedo
tragar
nada
antes
de
las
11
de
la
mañana”.
En
general,
cenamos
demasiado
tarde
y
con
demasiada
cantidad
por
la
noche,
nos
vamos
a
dormir
llenos,
y
eso
hace
que
nos
despertamos
sin
hambre.
Si
intentamos
cenar
una
o
dos
horas
más
pronto
y
de
manera
más
controlada,
veremos
que
nos
iremos
a
dormir
más
cómodos,
dormiremos
mejor,
nos
levantaremos
descansados,
y…hambrientos!
Asi
podremos
disfrutar
de
un
desayuno
rico,
que
nos
dejará
en
forma
hasta
la
hora
de
la
comida.
Cada
vez
más
estudios
recomiendan
tomar
un
desayuno
completo
por
la
mañana,
y
lo
consideran
como
la
comida
más
importante
del
día.
Tan
importante
que
su
ausencia
se
relaciona
con
la obesidad infantil.
Quién
no
desayuna
compensará
de
una
forma
u
otra
a
lo
largo
del
día.
La
importancia
del
sueño
Como
lo
he
dicho
antes,
es
muy
importante
descansar
bien
para
que
nuestro
cuerpo
esté
en
forma.
Cuanto
más
sueño
tengamos,
más
ganas
tendremos
de
compensar
comiendo
azúcar,
porque
nuestro
cuerpo
busca
energía
por
todos
los
medios.
Por
lo
general,
los
paises
del
Sur
tienen
tendencia
a
dormir
menos
que
los
paises
del
Norte.
Un
Alemán
duerme
una
media
de
8
horas,
mientras
que
un
Español
se
enorgullece
de
“aguantar”
con
6
horas
de
sueño.
No
es
que
aguantemos
mejor,
es
que
nos
pasamos
mucho
tiempo
en
el
día
compensando
esta
falta
de
sueño
con
un
“cafetín”
a
las
9,
un
“almuerzo”
a
las
11,
un
“descanso”
a
las
5
de
la
tarde
que
muchas
veces
va
acompañado
de
algo
de
comida
para
despejarnos.Si
dormemos
nuestras
horas,
nos
despertaremos
con
fuerzas
y
no
necesitaremos
todas
estas
muletas
a
lo
largo
del
día.
Estaremos
más
activos,
y
puede
que
hasta
nuestro
jefe
lo
note!
No
frustrarse
– saber
compensar
los
excesos
Lo
que
siempre
pone
un
fin
a
las
dietas,
es
la
frustración.
Hemos
visto
este
pastel
en
la
cristalera
de
la
panadería,
y
no
lo
podemos
comer.
El
postre
del
menú
es
una
tarta
de
Santiago…nos
encanta,
pero
lleva
un
montón
de
azúcar.
Nos
han
traído
cruasanes
para
el
desayuno,
pero
no
los
podemos
comer.
Cada
día
trae
su
lote
de
frustraciones,
y
más
cuando
la
gente
se
empeña
en
tentarnos.Hasta
que
un
día…cedemos.En
sí,
ceder
a
la
tentación
no
es
un
problema.
Si
llevamos
una
semana
de
dieta
sin
ningún
exceso,
que
más
da
si
nos
comemos
este
cruasancito?
Lo
que
si
importa,
es
saber
compensarlo,
y
en
general,
tenemos
tendencia
a
abrir
aún
más
una
puerta
que
ya
está
entreabierta.
“Si
está
mañana
me
comí
un
cruasán,
vaaa,
no
pasa
nada
si
me
como
esta
tarta
al
mediodía.
Ya
volveré
a
la
dieta
mañana.”
Entonces
vamos
acumulando
los
excesos,
haciendolos
cada
vez
más
difíciles
de
salvar.
Saber
compensar
un
exceso
es
la
clave
de
esta
dieta,
y
hace
que
las
frustraciones
no
se
acumulen.Por
ejemplo,
si
esta
mañana
me
quiero
comer
un
cruasan,
me
lo
como.
Y
si
es
con
chocolate,
aún
mejor,
asi
me
quito
la
frustración
de
ayer
por
no
haber
comido
este
postre
de
chocolate
que
parecía
tan
bueno!
Pero
entonces
para
completar
el
desayuno,
puedo
comerme
un
yogúr
con
avena
o
semillas
de
lino,
que
me
proporcionarán
fibras
que
ayudarán
a
que
los
glúcidos
de
mi
cruasán
se
“diluyan”
con
los
demás
y
así
que
el
conjunto
baje
de
IG.
Si
por
la
mañana
he
comido
cereales
integrales
y
decido
comer
esta
tarta
de
Santiago
de
postre
al
mediodía,
vale,
me
la
como,
y
con
todas
las
ganas
y
la
calma
del
mundo.
Pero
antes,
he
pedido
una
ensalada
con
lechuga,
o
unas
judías
verdes,
que
con
su
fibra
harán
que
baje
el
IG.Lo
mejor
sería
no
comer
“malos”
carbohidratos,
si.
Pero
la
vida
son
cuatro
días,
a
todos
nos
gusta
lo
bueno,
y
siempre
hay
ocasiones
que
no
podemos
evitar
y
que
queremos
disfrutar
totalmente.Lo
importante
es
saber
limitarse,
y
compensar
nuestros
excesos.
Se
trata
de
administrar
nuestros
excesos
como
administraríamos
nuestros
gastos
:
si
esta
mañana
me
he
gastado
100
euros
en
un
vestido,
iré
a
la
peluquería
otro
día…
Si
en
cambio
tengo
muchas
ganas
de
ir
a
la
peluquería
y
no
he
ido
en
muchas
semanas,
voy,
y
me
pido
la
mascarilla
más
cara
si
me
apetece,
porque
sé
que
me
lo
puedo
permitir.
La
(des)adicción
al
azúcar
No
sólo
las
drogas,
el
alcohol
o
la
nicotina
crean
adicciones.
El
azúcar
es
adictivo.
Cuanto
más
comemos
azúcar,
más
lo
queremos
comer,
eso
lo
hemos
visto
en
la
presentación
de
esta
página.
A
la
inversa,
cuanto
menos
azúcar
comemos,
menos
queremos
comerlo.
Haz
una
prueba
:
intenta
no
comer
nada
de
azúcar
en
una
semana.
Verás
que
los
días
siguientes
podrás
pasar
delante
de
una
máquina
de
Vending
sin
sentir
ninguna
atracción
por
estas
chocolatinas
o
estas
golosinas
que
antes
te
llamaban
tanto
la
atención.
El
humano
es
un
ser
rutinario,
poner
una
rutina
en
marcha
cuesta
un
poco,
pero
una
vez
puesta,
cada
día
es
más
fácil
seguirla.