Una y
otra vez los expertos en obesidad recuerdan que la pérdida de peso
debe ser lenta y progresiva, buscando la disminución
de la masa grasa y evitando la pérdida de masa muscular. Este ritmo
correcto de adelgazamiento no es muy entusiasmante desde la
perspectiva del que quiere perder peso, y es aquí donde los remedios
milagro encuentran su caldo de cultivo. Estos productos se anuncian
continuamente en medios de comunicación, farmacias, herboristerías
y centros de estética.
¿Cuáles son?
El
listado de nombres es interminable y la composición muy variada,
aunque la mayor parte de los componentes son laxantes, diuréticos,
excitantes del sistema nervioso central, fibra o complejos
vitamínicos.
Entre
todos los principios activos de eficacia no probada merece la pena
destacar algunos de ellos por su mayor frecuencia de uso.
El
chitosán es uno de los más consumidos y está compuesto de
caparazón de crustáceo que actúa supuestamente absorbiendo parte
del contenido graso de los alimentos pero la mayoría de los estudios
no demuestra ninguna variación significativa en el peso al añadir
chitosán frente a placebo.
Otra
sustancia de uso frecuente es la camellia sinensis, de la cual
derivan todos los tipos de té. En la bibliografía existen
algunos estudios con un número de personas muy limitado en las que
la camellia parecían producir un ligero aumento del gasto
energético.
Con
respecto a las fibras, como el glucomanano y el
plantago existen estudios que demuestran un moderado efecto
saciante asociado a una dieta hipocalórica en pacientes obesos. Sin
embargo, es recomendable que el aporte de fibra provenga de alimentos
como las frutas y verduras, presentes diariamente en una dieta
variada.
El
fucus, muy usado en fitoterapia, no tiene estudios que avalen
su eficacia. Se trata de un tipo de alga con alto contenido en yodo
que podría interferir en el metabolismo de las hormonas tiroideas
cuyo papel es clave en la regulación del gasto energético. Este
alga estimularía la glándula tiroides incrementando la producción
de tiroxina y elevando así el gasto diario.
El
ortosifón, la alcachofa y la cola de caballo
son algunos de los productos que se recetan como diuréticos para
rebajar la retención de líquidos pero su eficacia tampoco ha sido
probada científicamente. Ninguno de ellos favorece la reducción de
la grasa corporal.
Algunas
sustancias estimulantes del sistema nervioso central como la
efedrina, la cafeína o el mate pueden tener efectos
secundarios no deseados como aumento de la tensión arterial y del
ritmo cardiaco.
Desde
la ciencia basada en la evidencia, no se puede recomendar el uso de
ninguna de las sustancias que se anuncian como productos antiobesidad
por carecer de evidencia científica comprobada.
Una
dieta basada en el consumo de alimentos de todos los grupos, junto
con una pauta de ejercicio físico aeróbico es la mejor opción para
el mantenimiento de un peso corporal saludable.